Empezó cuando tenía
que empezar, y acabó como tenía que acabar: el fútbol es así. En cualquier
caso, el sábado comprobamos en TEMPERO que algunos tienen madera de goleadores
(como Piscørk, Nichõlæzp o Mänugörk).
Parecía que había un equipo dominador, y otro denominador, pero la realidad es
que, salvo Jürgen, Jänder y Àlbėŗţģ (que hacían lo que podían), todos resultaron muy
importantes: Jahvierzskg, Såntirj, Räfasjkbf y el inigualable Jõsechufw.
Cuando el squash ya estaba más
sudoroso que los jugadores, optamos por jugar al juego por excelencia (se
aconseja a quien no haya jugado nunca, que empiece YA a practicarlo): a “tula”.
No se sabe por qué, siempre se la quedaba Mårianørgkðf
(gracias). Merendola y “pa’ casa”. Repetiremos.