Educar
en libertad no es dejar que los hijos hagan en cada momento lo que les
apetezca, o que escojan siempre lo que quieren. Este tipo de educación podría
llamarse en libertades (o en comodidades, por lo que respecta a los padres),
pero no en libertad. La libertad es la autodeterminación al bien, es decir, la
capacidad para elegir lo bueno porque nos da la gana. Esta capacidad también se
educa. ¿Cómo? Uniendo siempre libertad y responsabilidad. Es aconsejable que
los padres digan a los hijos lo que consideran bueno para ellos y, en función
de la edad, les dejen escoger. Lo lógico es que a veces se equivoquen y será el
momento de dejar que se enfrenten a los problemas que conlleva su errónea
decisión, sin solucionarles todo. Sólo así madurarán.