Pareció
que por momentos el combate iba a ser a balloneta, dadas las invasiones
constantes que se producían en el campo de batalla. Varias operaciones
especiales a cargo de Pedro V, alguna internada de Álvaro P, el escondite
acorazado de Pablo M-S, la posición controladora del cumpleañeros, Alejandro,
y la indomable energía de Pablo M hicieron que el ejército vencedor en el
primer asalto fuera el del homenajeado. Pero las tornas se cambiaron en el
segundo, y poco antes de la pitanza la guerra estaba igualada. Tras acabar con
las últimas provisiones de campaña, prosiguió la contienda, y terminó
finalmente como había empezado: demostrando la inutilidad de la guerra, con
muchos muertos y resultado incierto: ¿vencedores o vencidos? El próximo sábado,
sólo fútbol.