El jueves pasado tuvimos una magnífica
sesión con Alfonso Aguiló sobre la educación del carácter y los sentimientos.
Sabemos que bastantes de vosotros no pudisteis asistir, y os hubiera gustado
hacerlo. No es fácil resumir en este breve espacio una sesión tan completa,
pero vamos a intentar dar alguna idea. Para empezar, que la felicidad de los
hijos depende en gran parte de la educación que reciban de sus padres. Por eso,
es importante saber que para ser dueños de nuestros sentimientos son
fundamentales la virtud de la fortaleza y la templanza. Todo lo que facilite
que los hijos crezcan en estas virtudes les ayudará en el futuro a ser felices.
El problema es que para educar en ellas hace falta tener cierta exigencia.
Hemos de eliminar la idea de que exigiendo perdemos el cariño o no somos buenos
padres. Es justo al revés.