domingo, 29 de enero de 2017

Doce


El sábado pasado celebramos el cumple de Alberto S. El orden del día tuvo sus mases y sus menos. El tiempo amenazaba con precipitaciones, lo cual limitaba nuestras opciones. Afortunadamente, no se cumplieron esas previsiones y pudimos disfrutar de uno de los juegos clásicos en uno de los parques típicos de nuestra ciudad: algo tan sencillo como un escondite en el Campo Grande. Un juego en el que todos los participantes se retrataron: algunos, como Álvaro J. y Pablo T, optaron por confundir al que se la quedaba, con un intercambio de atuendos. Otros se sirvieron de su astucia haciendo zig con todos los demás hacían zag. Alguno que otro optó por estrategias de camuflaje más pasivas. Y, como no, hubo quien se lo jugó todo confiando su suerte a la velocidad de sus piernas. De la merienda, qué vamos a decir…, estaba todo buenísimo y dimos buena cuenta de ello.